El templo de zeus olímpico
Construido
entre 470 y 456 a. C., fue el modelo de los templos
clásicos griegos de orden dórico. El templo se alzó sobre el
santuario más famoso de toda Grecia, que había sido dedicado a las
deidades panhelénicas locales y probablemente se había establecido hacia fines
del período micénico.
Construido
entre 470 y 456 a. C., fue el modelo de los templos
clásicos griegos de orden dórico. El templo se alzó sobre el
santuario más famoso de toda Grecia, que había sido dedicado a las
deidades panhelénicas locales y probablemente se había establecido hacia fines
del período micénico.
Siete siglos de obras
El templo fue fundado, según el viajero Pausanias, por Deucalión. El 515 a. C. durante la tiranía de Pisístrato el Joven, se intentó sustituir el templo antiguo por otro nuevo más impresionante, pero cuando su hijo, Hipias, fue derrocado en 510 a. C. los trabajos de construcción se detuvieron. Durante los años de Democracia el templo quedó inacabado porque se pensaba que atentaba contra la «hybris»construir a tan gran escala. Aristóteles, en «La Política», citó este templo como ejemplo de cómo las tiranías implicaban al pueblo en grandes obras que los dejaba sin tiempo, energía o medios para rebelarse.
Más tarde, durante la dominación macedonia de Grecia, el rey Antioco IV Epifanes encargó al arquitecto romano Decimus Cossutius que continuara los trabajos. Cuando Antioco murió en 163 a. C. el templo fue abandonado una vez más, quedando sin frontones ni techo. El 86 a. C. bajo la dominación romana el general Sila llevó dos columnas del templo inacabado a Roma para adornar el templo de Júpiter Capitolino en la colina Capitolina. Estas columnas influyeron en el desarrollo del estilo corintio en Roma. Por fin, el templo fue acabado el año 131 d. C. por el emperador romano Adriano que dedicó el templo a Zeus (Júpiter para los romanos). En la cella del templo colocó una gigantesca estatua crisoelefantina (de oro y marfil) de Zeus y otra de igual tamaño de él mismo al lado. El edificio fue destruido por un terremoto en la Edad Media y la mayor parte de sus ruinas fueron usadas como materiales de construcción.
El templo fue fundado, según el viajero Pausanias, por Deucalión. El 515 a. C. durante la tiranía de Pisístrato el Joven, se intentó sustituir el templo antiguo por otro nuevo más impresionante, pero cuando su hijo, Hipias, fue derrocado en 510 a. C. los trabajos de construcción se detuvieron. Durante los años de Democracia el templo quedó inacabado porque se pensaba que atentaba contra la «hybris»construir a tan gran escala. Aristóteles, en «La Política», citó este templo como ejemplo de cómo las tiranías implicaban al pueblo en grandes obras que los dejaba sin tiempo, energía o medios para rebelarse.
Más tarde, durante la dominación macedonia de Grecia, el rey Antioco IV Epifanes encargó al arquitecto romano Decimus Cossutius que continuara los trabajos. Cuando Antioco murió en 163 a. C. el templo fue abandonado una vez más, quedando sin frontones ni techo. El 86 a. C. bajo la dominación romana el general Sila llevó dos columnas del templo inacabado a Roma para adornar el templo de Júpiter Capitolino en la colina Capitolina. Estas columnas influyeron en el desarrollo del estilo corintio en Roma. Por fin, el templo fue acabado el año 131 d. C. por el emperador romano Adriano que dedicó el templo a Zeus (Júpiter para los romanos). En la cella del templo colocó una gigantesca estatua crisoelefantina (de oro y marfil) de Zeus y otra de igual tamaño de él mismo al lado. El edificio fue destruido por un terremoto en la Edad Media y la mayor parte de sus ruinas fueron usadas como materiales de construcción.
Más tarde, durante la dominación macedonia de Grecia, el rey Antioco IV Epifanes encargó al arquitecto romano Decimus Cossutius que continuara los trabajos. Cuando Antioco murió en 163 a. C. el templo fue abandonado una vez más, quedando sin frontones ni techo. El 86 a. C. bajo la dominación romana el general Sila llevó dos columnas del templo inacabado a Roma para adornar el templo de Júpiter Capitolino en la colina Capitolina. Estas columnas influyeron en el desarrollo del estilo corintio en Roma. Por fin, el templo fue acabado el año 131 d. C. por el emperador romano Adriano que dedicó el templo a Zeus (Júpiter para los romanos). En la cella del templo colocó una gigantesca estatua crisoelefantina (de oro y marfil) de Zeus y otra de igual tamaño de él mismo al lado. El edificio fue destruido por un terremoto en la Edad Media y la mayor parte de sus ruinas fueron usadas como materiales de construcción.

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